sábado, 30 de agosto de 2014

Ardiendo en desesperación - One Shot MinSu

One Short - Ardiendo en desesperación
Autor: Max
Tipo: Ficción, Lemon, Romance
Couple: MinSu

-¡Vaya, creí que nunca llegaría la hora de salida! Las clases estuvieron muy duras hoy- comentó Min con sus brazos cruzados tras la nuca, mientras salía de la escuela junto con Junsu

-Así es mi amor…- respondió el sonrojándose levemente.

Él lo miró con ternura sonriéndole, se suponía que ya debía estar acostumbrado a las muestras de afecto, sin embargo aún le provocaban esa extraña sensación en el estómago.

-¡Awww, qué lindos!- exclamó una chica que pasaba por ahí.

-Es verdad, se ven tan tiernos- asintió otra con ojos soñadores –Junsu es muy afortunado, se ve tan feliz.

-¡Y no es para menos, con lo mucho que debe satisfacerlo ese "Caballo Salvaje"!- afirmó un chico en medio de risas.

-¡Jajaja, seguro que se lanza desde el armario!- comentó otro.

-¡Yo escuché que él se lanza desde el tejado!- dijo alguien más logrando que la parejita, cuyos rostros ya parecían un par de tomates maduros, comenzara a echar humo por las orejas.

Changmin, en un momento de lucidez y antes de comenzar a desangrarse por una hemorragia nasal, tomó a su compañero de la mano y salió corriendo de allí. A lo lejos pudieron escuchar como mencionaron algo acerca de una novedosa técnica sexual que ellos desarrollaron llamada "Dragón volador".

Ese día se cumplía un año desde que estaban casados, es decir; exactamente año y un día desde que habían aclarado sus sentimientos, y hasta el momento todo marchaba sobre ruedas en su relación, excepto por un pequeño detalle.

-¡Ya llegamos!- anunció Junsu quitándose los zapatos en el recibidor.

-¡Mirece, ya pasar un año con chica fea, ahora tocar a MinMin!- exclamó la amazona colgándose al cuello de Changmin.

-¡Aléjate de Changmin, ahora es mi turno!- ordenó Jaejoong utilizando su espátula como palanca para separarlos como si se tratara de una goma de mascar pegado en el techo.

-¡Mi dulce Pequeño, jojojo!- Hizo su aparición Yunho luciendo un formal traje compuesto por una camisa Blanca y un pantalón de telas negras -Ya tengo listos los papeles del divorcio, incluso traje al juez- informó jalando del brazo de un narcotizado hombre vestido de traje que apenas podía mantenerse en pie –Sólo una firma y podrás deshacerte de este, para casarte conmigo.

-Todos sus amigos vinieron a celebrar el aniversario- comentó Yoochun con una sonrisa.

-¡YA BASTA!- gritaron los esposos al unísono.

-¡Yoochun, aléjate de mi esposo!- exclamó  Changmin mientras le incrustaba el pie en la cara.

-¡Yunho, deja de intentar matar a Min!- ordenó Junsu logrando que el chico detuviera su puñetazo -¡Y ustedes!- dirigiéndose a los chicos –No sé de dónde sacaron eso de que nuestra unión sólo duraría un año, pero… ¡Vayan a pelear afuera y aléjense de mi hombre!- dio su ultimátum al tiempo que tomaba a Changmin de la mano llevándoselo escaleras arriba. -¡Y no molesten!- gritó desde el segundo piso, lo siguiente que se escuchó fue un portazo en la habitación de los esposos.

-Preparé té y pastel, ¿gustan un poco?- los invitó Jaejoong

-¡Como molestan, me tienen cansado! ¡Creí que luego de un tiempo se calmarían, pero cada día son más insistentes!- refunfuñaba Junsu dando vueltas por su habitación como león enjaulado.

-Junsu… Creo que ya puedes soltar mi mano- le recordó su esposo, cansado de ser arrastrado por el piso.

-¡Y tú, como siempre no haces nada por quitarte a esos de encima!- le reclamó levantándolo de la misma mano hasta quedar cara a cara –Deberías dejarles claro de una vez que…- le fue imposible continuar con los labios de Changmin presionados sobre los suyos.

Intentó protestar, pero los labios de Min se movían bien, demasiado bien, se dejó llevar por el beso, pronto sus lenguas comenzaron a participar de la atrayente danza, explorando cada rincón de la boca ajena. Changmin se aventuró a acariciar el delgado cuerpo de su esposo, era increíble como algo tan simple podía transportarlo al paraíso, deslizó una mano por debajo de la camisa de él, acariciando su espalda con ternura y necesidad, mientras su otra mano se dedicaba a sostenerlo con fuerza, pegándolo más a él. ¡Oh Dios, como adoraba sentir su cuerpo!

-¿Ahora podrás dejar de refunfuñar?- preguntó él cuando finalmente se separaron –Todos están muy ocupados abajo, no creo que suban a molestar- le susurró al oído para luego dedicarse a besarle el cuello.

El finalmente dejo de estar molesto, de hecho se dejó guiar sin voluntad, sólo concentrado en disfrutar las caricias de su hombre, pero de pronto un rayo de racionalidad atravesó su cerebro.

-¡Las cámaras!- recordó alejándose de él.

-¡Demonios, sabía que había olvidado algo!- protestó molesto mientras se subía a la cama y comenzaba a inspeccionar el techo -¡Maldita Yoochun!

Junsu se dedicó a buscar debajo de la cama, en el armario, la biblioteca y el escritorio, mientras Changmin se encargaba de las partes altas de la habitación.

-Encontré dos- avisó él destruyendo las dos minúsculas cámaras.

-Y yo encontré esta- dijo el intentando quitarla de la maquinaria de su reloj despertador –Pero nunca sabremos si las encontramos todas.

-Así es, sólo nos queda una opción.

Junsu lo miró interrogante preguntándose cual sería esa opción, mientras él se dedicaba a sacar una manta del armario. Acto seguido lo tomó en brazos tendiéndolo sobre la enorme cama matrimonial, y se colocó sobre el con la manta cubriéndolos por completo.

-¿Qué planeas hacer?- preguntó Junsu a mitad de camino entre la curiosidad y la estupefacción.

-Sólo intenta no hacer mucho ruido- le susurró él intentando quitarle la parte de arriba del uniforme.

-¡¿Estás insinuando que lo haremos aquí debajo?- le gritó escandalizado –¡Aunque no nos vean desnudos, sabrán que lo estamos haciendo!

-¡Pero estoy desesperado! ¿Tú no?

-¡Sí!- respondió sin pensar –S… sólo un poco, pero no quiero que ellos ganen.

En ese momento una roca rompió la ventana interrumpiendo la charla de los amantes.

Changmin salió de la cama hecho una fiera, dispuesto a usar lo que tuviera a mano como tentempié para liberar frustraciones. Sin embargo, al asomarse a la ventana se topó de frente con la lente de una flamante filmadora de última generación. La misma era manejada por un alegre amigo que estaba sentado en la rama del árbol más cercano, a su lado Yunho sostenía un micrófono de cine.

-¡¿Qué demonios creen que hacen?- les preguntó al borde de la histeria

-No queremos perdernos ningún momento de la vida de nuestro heredero- explicó Jaejoong con una sonrisa.

"Debemos Verlos Desde un Comienzo" complementó el Yoochun, mientras hacía un primer plano a la cara de Min

A través del lente de la cámara pudo ver la mirada molesta del chico, acto seguido un puño que se hacía cada vez más grande, para acabar filmando el interesantísimo follaje del árbol en el que segundos antes estaban recargados. Desde debajo de los dos adoloridos hombres podían escucharse los lastimeros quejidos de Yoochun.

-¡¿En qué demonios piensan?- bufó Min mientras cerraba la cortina de un tirón, casi rompiéndola.

-Esto no va a funcionar…- suspiró Junsu resignado.

-¿Qué cosa?

-Lo nuestro, tenemos una docena de personas en nuestra contra arruinando cada momento, y los que están a favor son aún peores- explicó con tristeza -¡Llevamos un año de casados y apenas lo hemos hecho cinco veces!- continuó frustrado haciendo espavientos con las manos –Creo que desde el principio nuestro destino fue ser sólo amigos- finalizó casi al borde de las lágrimas.

-¡No digas eso, hemos enfrentado todo tipos de problemas, hemos luchado contra cada loco que nos ha retado, incluso derrotamos a un Dios! ¡No podemos darnos por vencidos sólo por las tonterías de nuestra familia y amigos ahora que finalmente estamos juntos!- intentó hacerlo reaccionar mirándolo fijamente mientras lo tomaba por los hombros.

-Tienes razón…- murmuró perdido en su mirada.

El ambiente fue arruinado cuando una figura tiro la puerta abajo.

-¡Jojojojo! ¡Mi Minnie querido pasará una noche de pasión conmigo en la suite de lujo que compraré sólo para los dos! –Sonrió Yunho

-Me rindo…- murmuró Junsu bajando la cabeza derrotado.

Lo miró asustado, si por algo se caracterizaba su esposo era por no dejarse amedrentar ante nada, pero la situación lo había superado por completo. El necesitaba apoyo, su apoyo y como siempre él estaría allí para él, sonrió decididamente mientras un plan se formaba en su mente, situaciones desesperadas requerían acciones desesperadas. Sin dar tiempo al chico a acercarse, tomó a Junsu en brazos, y saltó hacía atrás, rompiendo lo que quedaba de ventana con su espalda, rebotó en el estómago de Yoochun que aún intentaba levantarse, luego en el muro, y en el tejado más cercano.

Los chicos siguieron tercamente a la pareja, lo que ellos no sospechaban era que sobrevivir a un año de matrimonio con Junsu, no sólo proporcionaba un estómago resistente a cualquier clase de sustancia nuclear tóxica, y un cráneo más duro que el titanio. También le aportó al joven, una velocidad casi sobrehumana, y gran agilidad, por lo que no tardó ni cinco minutos en perderlos. Cuando estaba seguro de que nadie lo seguía desvió su camino hacia aquel sitio secreto. Estaba muy lejos, el trayecto era tortuoso, lleno de acantilados, bosques tan espesos que la luz del sol no lograba atravesar sus follajes, y caudalosos ríos que amenazaban con arrastrar sin remedio a cualquier desafortunado que cayera en ellos. Definitivamente no era un lugar turístico, pero Min lo recorrió con la maestría y previsión de quien pasó por allí miles de veces. A pesar de ir a gran velocidad esquivando troncos y ramas, se dio un momento para observar a su chico, iba silencioso, demasiado silencioso, con su mirada perdida en la nada.

-Te haré cambiar esa cara, ya verás- le dijo, volviendo a concentrarse en el recorrido.

Había pasado una hora desde que salieron de casa cuando finalmente Min se detuvo en un claro del bosque.

-Mira eso…- le dijo al oído mientras lo bajaba de sus brazos.

-¿Qué es eso?- preguntó confundido, viendo la vieja casa de madera que parecía estar a punto de derrumbarse en cualquier momento.

-En una época era una cabaña…

Lo condujo hacia el interior de la misma, era un lugar pequeño, de sólo tres habitaciones; baño, cocina, y la tercera que funcionaba como sala y dormitorio. El techo tenía numerosos agujeros, le faltaban tablas en el suelo y no había cables de luz. Pero a pesar del deplorable estado se veía demasiado limpia y ordenada para haber sido abandonada.

-¿De quién es esta casa?- preguntó nervioso, temiendo que en cualquier momento apareciera el dueño de la vivienda.

-Por lo que estuve averiguando, fue construida por un ermitaño, pero como este es un lugar inaccesible para la mayoría de las personas, nadie la reclamó luego de que él murió.

-¿Cómo encontraste este sitio?

-Habrás notado que el sólo llegar hasta aquí es un buen entrenamiento, además nadie más lo conoce, ni siquiera papá, así que aquí vengo cuando quiero entrenar en paz.

-Y mi última pregunta es; ¿Por qué me trajiste aquí?

-Pues… desde hace mucho tiempo había considerado la idea de que este fuera nuestro…- aclarándose la garganta, mientras desviaba el rostro intentando ocultar su sonrojo –Nuestro… lugar secreto… Por eso cada tanto vengo a limpiar y arreglarlo un poco.

-¿En serio?- preguntó enternecido –Y, ¿por qué no me habías traído hasta ahora?

-Pues…- comenzó a explicar rascándose la mejilla avergonzado –Porque este lugar derruido no me parecía… emmm… suficiente para ti…

Era increíble como el tonto y grosero de su esposo podía convertirse de pronto en la persona más tierna del mundo, en un impulso se lanzó hacia él besándolo con pasión mientras lo obligaba a caer en la cama que había a sus espaldas.

Lo tomó por sorpresa así que por unos instantes lo dejó explorar su boca con libertad, tal era la efusividad y necesidad de Su que logró encenderlo por completo. Sin poder resistirlo más respondió al beso, entrelazando su lengua con la de él, haciéndose cada vez más consciente del Masculino cuerpo que reposaba sobre él. Cada pequeño movimiento de Su, cada leve suspiro que llegaba a sus oídos se multiplicaba por mil, haciéndole hervir la sangre, excitándolo rápidamente. Min se separó un instante por falta de aire, momento que él aprovechó para incorporarse, así, sentado con el sobre sus piernas, comenzó a besarle el cuello saboreando su piel algo sudorosa mientras le quitaba la camisa de su uniforme.

Junsu estaba extasiado, él sabía muy bien cómo y dónde besarlo para encenderlo, pero cuando lamió el lóbulo de su oreja todo rastro de consciencia fue cubierto por una espesa niebla. Su pantalón había desaparecido en algún momento, cosa que agradecía profundamente, se acomodó mejor sobre él, de modo que el ya erecto miembro quedara en contacto con su entrada. Ese movimiento hizo que Changmin exhalara con fuerza, excitándolo aún más, a lo que él respondió frotándose contra aquel miembro ya duro buscando sentir más intensamente.

Era demasiado, si continuaba así no podría resistirlo más, y eso no era lo que él quería. Deseaba disfrutar de ese momento, disfrutarlo en todo su esplendor, saborear esa masculinidad que emanaba de él, quería volverlo loco de pasión, así como ya lo estaba él. En un rápido y algo brusco movimiento lo colocó tendido boca arriba sobre la cama, mientras él permanecía de pie a su lado contemplándolo.

-Confía en mí, esto te gustará- le susurró febrilmente, mientras se arrodillaba para estar más cerca.

Comenzó desprendiendo el último botón de la camisa del uniforme, y así continuó de manera ascendente, besando y lamiendo cada zona que quedaba descubierta. La tersa piel estaba hirviendo, Junsu se agitaba más con cada nueva zona que su lengua exploraba. Subió por el esternón y se deleitó besando su clavícula. Lo escuchó gemir levemente, se tomó un momento para alejarse y observarlo, se le veía realmente excitado, parecía que en cualquier momento acabaría, así que con suavidad lo giró sobre sí mismo, de modo de tener acceso a su espalda.

Deslizó la camisa por sus brazos hasta quitársela, y comenzó a acariciar la espalda de Su, con sus manos, la masajeó delicadamente, mientras lo sentía calmarse. Cuando lo tuvo totalmente relajado comenzó a besarlo, partiendo desde el límite de su Bóxer, subiendo por la columna vertebral, mientras con sus manos le acariciaba la cintura. Al llegar a su nuca se dirigió a los hombros, allí comenzó a lamer con devoción, incluso mordisqueando suavemente, deleitándose con las exhalaciones que se escapaban de la boca de su Hombre. Decidió subir sus manos un poco más rozando los lados de su pecho, el gimió un poco más fuerte ante el estímulo, y él decidió que era hora de demostrarle que tan alto podía llegar.

Volvió a girarlo, y el instintivamente colocó las manos sobre su cabeza, Min se subió a la cama, con sus rodillas a los lados del excitado cuerpo.

-Difrutalo- le pidió exhalando en su oído.

Lo obedeció, en ese instante él se inclinó sobre él, con su cabeza enterrada en su cuello y comenzó a saborearlo con ansias. Junsu gimió con fuerza, enterrando su cabeza en el colchón, sintiendo como su sangre comenzaba a arder. Sin más juego previo él, se dedicó a lamer y succionar sus pezones, mientras los masajeaba con sus manos, Su no podía recordar haber sentido algo tan intenso en su vida, no podía recordar nada de hecho. Desesperado por mantenerse cuerdo buscó el pecho de él, y comenzó a abrirle la camisa, moviendo sus manos con torpeza, abandonando momentáneamente su labor cuando él succionaba demasiado bien, y retomándola con dificultad cuando lograba dejar de gemir.

Finalmente logró abrir la camisa, y se dedicó a explorar el pecho masculino. Pero besar ese cuerpo, escuchar sus gemidos y sentir sus manos acariciándolo era demasiado para Min. Así que abandonó su pecho, bajó rozándolo con su boca, mientras sus manos comenzaron a deshacerse del bóxer. Si él creía que no podía existir más placer que el que sentía en esos momentos, él le demostraría lo equivocado que estaba.

Notó como le abría las piernas, estaba a punto de preguntarle qué haría, cuando sintió la caliente lengua acariciando un punto muy sensible de su intimidad. Creyó que moriría en ese momento, y eso no era nada comparado con lo que vino luego, la lengua de Min se movía con maestría, recorriendo cada extremo de su miembro ya erecto, no dejando zona sin degustar, aprendiendo cual era la forma de elevarlo lo más alto posible. Él había perdido finalmente toda voluntad, ya no importaba nada más que sentir, sus manos estaban aferradas a la sábana debajo de él, estrujándola hasta casi desgarrarla, ya no podía llamársele gemidos a esos gritos llenos de lujuria que repetían el nombre de su amante, que pedían que no se detuviera, que clamaban por más.

Pudo sentir su húmedo interior, como palpitaba cada vez más, el no resistiría mucho tiempo, estaba a punto de llegar, y Min estaba en la misma situación. Su miembro y todo su cuerpo ardían en excitación, necesitaba poseerlo, hacerlo suyo, sentirse dentro de él, ya no lo soportaba. Dejó de lamerlo, pero no le dio tiempo a notar la falta, ya que lo más rápido y coordinadamente que pudo bajó sus pantalones junto con el bóxer y entró en él. Lo escuchó gritar, más por la sorpresa que por dolor, pensó en quedarse un segundo quieto para que se acostumbrara a sentirlo, pero esa no era una posibilidad en su estado, tampoco creía que él lo hubiera querido. Comenzó a moverse con velocidad y fuerza, enterrándose lo más posible en su hombre, buscando disfrutar al máximo el efímero momento, él lo ayudaba moviendo sus caderas abrazándose con fuerza a él, besando cada lugar al que tenía acceso. Se encontró a si mismo gritando casi con el mismo volumen que Junsu, pronto lo sintió aferrarse aún más a él, enterrando sus dedos en su espalda, arqueándose de una manera deliciosa, y entonces no lo resistió más. Toda la presión contenida se desató dentro de él, continuó así por unos segundos, convulsionándose sobre el cuerpo casi desfallecido de Junsu.

Al acabar sintió una gran debilidad, por lo que se impulsó hacía un lado, cayendo junto a él. Se sentía tan cansado que ni siquiera le importaba tener medio cuerpo fuera de la cama, miró a Junsu, este estaba con los ojos entreabiertos pero luego de unos segundos comenzó a cerrarlos quedándose profundamente dormido, él hizo lo único para lo cual tenía fuerzas, movió un poco su brazo para alcanzar a tomar la mano de su amante, mientras sus propios ojos se cerraban.

Ya era de madrugada cuando la pareja regresó a la casa, entraron con sigilo para no despertar a nadie. Changmin se metió a la cocina, mientras que Junsu salió al patio, se sentía tan aliviado, no sólo se trataba de haber hecho el amor con Changmin después de tres meses sin encontrar un momento apropiado, lo hacía feliz tener esa vieja cabaña, ese pequeño lugar en el cual podrían encontrar la tranquilidad e intimidad que en su casa jamás tendrían.

-Esto es lo único que había…- comentó Min apareciendo detrás de el con dos panes al vapor.

-¡Gracias, me muero de hambre!- exclamó Su tomando uno de los panes.

-¿Es muy tarde para decirte feliz aniversario?- preguntó avergonzado mientras le daba un mordisco a su comida.

-Creo que ya me lo dijiste… en la tarde… y de una forma muy… agradable.

Ambos se miraron sonrojados, para luego comenzar a reírse cómplicemente.

La cámara de última generación, que Yoochun dejó olvidada a mitad del patio cuando intentaba llegar a la casa a pesar de su espalda rota, continuaba filmando.

FIN

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