Al día siguiente el compositor salió muy temprano de su casa, aprovechando que Jinhee y Gabrielle aun dormían. No estaba de humor para someterse al interminable interrogatorio de su adorada sobrina y prefería que fuera su hermana quien respondiera sus preguntas.
La noche anterior, en un loco e impulsivo acto, invitó a Changmin a almorzar y aún seguía sin entender por qué lo había hecho. Lo único que recordaba era que estaban en la calle y su boca se abrió y la invitación había sido hecha antes de que pudiera reaccionar. Tal vez solo había sentido pena por el joven médico y la forma tan inmadura como se había comportado con él llegando tarde a su cita intencionalmente primero y luego la inoportuna chica que lo había puesto de mal humor. Otro en el lugar de Changmin ya lo habría mandado al diablo tras su comportamiento tan despótico, pero no, Changmin aceptó la invitación y siguió comportándose galante y eso lo tenía descolocado. ¿Por qué el doctor seguía interesado en él? ¿Por qué no solo lo olvidaba y desaparecía de su vida en lugar de seguir mostrándose interesado en él?
Condujo su auto hasta el estudio, mientras fumaba el último cigarrillo de la cajetilla; su mente seguía siendo un caos, solo quería llegar a su oficina, aislarse del mundo y evitar pensar en Changmin, por lo menos hasta que llegara la hora de ir a recogerlo a la clínica. Una leve llovizna primaveral comenzó a caer y Jaejoong solo suspiró, no le gustaban los días lluviosos, de hecho eso era lo que no le gustaba de vivir en Dublín, amaba el frió pero la lluvia no era de su agrado, pero por lo demás amaba esa ciudad que le había brindado tanta tranquilidad y confort a su familia.
Llegó al estudio y constató agradecido que aún no había llegado nadie, pues hablar con alguien era lo que menos se le antojaba en ese momento. Saludó breve al guardia de seguridad y se dirigió a su oficina, pero camino a ella las notas de una guitarra acompañadas por una nostálgica y potente voz llamaron su atención haciéndolo ir hasta el estudio de grabación. Desde el marco de la puerta observó a Andres, quien con los ojos cerrados, cantaba y tocaba una guitarra acústica. Jaejoong escuchó atento al cantante, sintiendo como cada fibra en su ser se estremecía con tan conmovedora canción. Cuando Andres dejó de cantar se acercó a él sigiloso.
—Es una canción maravillosa, Andres — señaló el compositor sentándose frente Andres, quien lo miró sorprendido.
— ¿Qué estás haciendo aquí tan temprano? — cuestionó viendo a Jaejoong.
—No pude dormir…— respondió encogiéndose de hombros.
— ¿Tu cita estuvo bien? — Cuestionó dejando la guitarra a un lado. Jaejoong hizo un mohín.
—No y por eso saldré a almorzar hoy con Changmin… — contó suspirando con pesadez.
—Creí que no salías con la misma persona dos veces — comentó el cantante.
—No lo hago y eso es lo que no entiendo.
—No te conozco lo suficiente para poder opinar sobre tu vida, pero sí aceptaste salir una segunda vez con el doctorcito, es porque te interesa ¿no crees?
—No lo sé… —Jaejoong masajeó su tabique nasal — ¿La canción que estabas interpretando es para el álbum? — preguntó cambiando radicalmente de tema y Andres asintió.
—Anoche se me ocurrió la letra y he estado trabajando en ella, pero aún hay que hacerle algunos arreglos — Jaejoong asintió pensativo.
—Bien, muéstrame lo que tienes hasta ahora — pidió el compositor. Andres asintió y le mostró la letra que había escrito. Jaejoong tras leer la canción no pudo evitar sentirse identificado y hasta un poco conmocionado.
— ¿Qué te pareció? ¿Crees que funcione para el disco? — preguntó expectante el cantante esperando la valoración del compositor, quien permaneció callado unos segundos.
—Es algo diferente a las canciones que ya hemos grabado, pero su letra es buena y tal vez podamos usarla como uno de los sencillos.
—Genial, en cuanto llegue Yoochun la grabaré — Jaejoong asintió — ¿Estás bien? — cuestionó tras notar un poco distraído al coreano.
—Sí, solo estoy un poco cansado — respondió y Andres asintió.
— Ok, Jae?…
— ¿Umm?
— ¿La reunión con la estilista sigue en pie?
—Sí, Jinhee te espera en un par de horas, pero podemos posponerlo para más tarde, si no terminamos de grabar la nueva canción. — respondió el rubio luego de dar un par bostezos.
Andres estaba muy ansioso por grabar su nueva canción, por lo que prácticamente secuestró a Yoochun en cuanto éste llegó. Jaejoong había logrado apartar sus pensamientos de Changmin gracias al intenso trabajo, pero la mañana se pasó muy rápida y para cuando decidieron tomar un descanso ya era casi medio día. Yoochun, que había permanecido atento a Andres, aprovechó el tiempo libre y se sentó junto a su amigo, quien escuchaba las grabaciones hechas hasta el momento.
—Deberías irte a casa, luces cansado — comentó casual Yoochun quitándose los audífonos y viendo de soslayo al rubio, quien se frotaba la barbilla pensativo.
—Estoy bien, Chun, no te preocupes.
— ¿El doctor resultó un buen amante? — cuestionó divertido al ver cómo el rostro de Jaejoong se contorsionaba.
—No pasó nada anoche Chun.
— ¿Por qué? ¿No se le paró?
— ¡Chun!
— ¡Oh por Dios eso, fue!
— ¡No!
—Entonces… ¿qué pasó?
—La cita no salió bien y terminé invitándolo a almorzar hoy.
— ¿Tú lo invitaste? — preguntó incrédulo y Jaejoong rodó los ojos.
—Sí.
—Oh, eso es… interesante.
—No debí hacerlo… pero… diablos, yo debí solo dejar que las cosas se quedaran como estaban.
—Changmin parece un buen tipo Jae. — acotó Yoochun.
—Sí… — respondió automático — Creo que debemos usar esta canción como punta de lanza para el disco de Andres. — comentó y Yoochun rio — ¿qué?
—Me divierte la facilidad con la que cambias radicalmente de tema —Jaejoong estaba a punto de replicar cuando escuchó sonar su teléfono, se paró de su silla y fue hasta su bolso por el Smartphone, leyó en la pantalla el nombre de Changmin y enseguida su corazón comenzó a latir a toda prisa.
—Hola Changmin— respondió, ante la atenta mirada de Yoochun.
—Hola Jaejoong, amm… yo solo llamaba para disculparme, surgió una emergencia en la clínica y no podré ir nuestro almuerzo de hoy, lo siento. — Jaejoong escuchó pasmado las disculpas del doctor, nunca antes alguien le había cancelado una invitación, por lo general era él quien cancelaba y comenzó a analizar las palabras de Changmin buscando algo que le indicara que el médico estaba mintiendo y solo estaba dándole una excusa creíble para cancelar la cita — ¿Jaejoong?
—No… no hay problema Changmin...
—Gracias por entender. Te llamaré después y prometo que te compensaré por esto — dijo el medico. Jaejoong escuchó como una voz femenina, la cual supuso que era de una enfermera, se dirigía a Changmin informándole que todo estaba listo en el quirófano—Ya debo irme, adiós Jaejoong.
—Adiós Changmin — se despidió, escuchando después como Changmin cortaba la llamada.
— ¿Qué sucedió? — preguntó Yoochun al notar el rostro desilusionado de su amigo.
—Nada, Changmin tiene una emergencia en la clínica y canceló nuestro almuerzo — respondió lacónico y abrió uno de los micrófonos que comunicaban con la cabina de grabación — Andres toma tus cosas, iremos a ver a Jinhee ahora. — indicó al cantante, quien levantó uno sus pulgares en señal de afirmación.
—Jae.
—Edita la canción, la escucharemos cuando vuelva de la reunión con Jin. — Yoochun suspiró y luego asintió.
—Bien, saluda a Jin y a Gabrielle de mi parte.
—Lo haré, vamos Andres — llamó y ambos hombres se fueron del lugar.
Camino a casa, Jaejoong solo había pronunciado un par de frases para indicarle a Andres, los aspectos que debía tener en mente para cuando estuviese con Jinhee, pues la estilista le presentaría diferentes ideas para su nueva imagen y él tenía que ser cien por ciento sincero, sobre las cosas que le gustaban y las que no, para que todo funcionara. Quince minutos después llegaron a la propiedad Kim, una casa tradicional, de dos pisos y con un jardín delantero.
—Tienes una linda casa Jae.
—Gracias — agradeció deteniendo el auto frente a la casa. Descendieron del vehículo y se adentraron en la casa.
— ¡Jin! ¡Traje a Andres conmigo! — gritó para que su hermana pudiera oírlo.
— ¡Genial, bajo en un minuto! — respondió desde la planta alta la mujer.
—Un minuto sinónimo de media hora — murmuró el compositor, haciendo reír al cantante— ¿Quieres algo de comer o de beber, mientras esperamos a mi hermana?
—No, comí demasiado en el estudio — Jaejoong asintió y acto seguido guio a Andres por la casa mostrándosela.
— Un piano de cola — señaló sorprendido el ojiazul y Jaejoong sonrió.
—Puedes tocarlo si quieres. — dijo haciendo un ademán instándolo a tocar el instrumento.
—Grandioso, siempre quise tocar en uno estos — señaló acariciando las teclas de marfil y sonrió como un niño viendo un juguete nuevo. A Jaejoong la reacción de Andres le pareció dulce, el ver a ese chico vestido totalmente de negro y con un estilo tan punk suspirar por un piano de cola fue algo agradable. — Tiene un sonido increíble— comentó sonriente interpretando una de la melodía de sus canciones.
—Con él he compuesto casi la mitad de mis canciones, mi madre lo amaba — comentó cruzado de brazos observando a Andres.
—Ok, ya estoy aquí, Gabrielle hizo un verdadero desastre en la alfombra de su habitación con las pinturas — señaló Jinhee parándose junto a Jaejoong. Andy dejó de tocar el piano y se puso en pie al ver a la hermosa estilista.
—Espero que haya sido un accidente y no una travesura.
—No estoy segura de eso, pero prefiero pensar que fue un accidente, no quería ir a la escuela hoy. — Jaejoong suspiró con pesadez.
—Hablaré con ella esta noche, ahora concentrémonos en nuestro trabajo.
—Me parece bien, pero creo que antes debes presentarnos ¿no crees hermanito? — Jaejoong hizo una mueca, había olvidado por completo sus buenos modales.
—Lo siento, Andres te presento a mi adorada hermana Jinhee Kim, Jin, él es Andres Tyler, quien pronto será conocido por el mundo como “Andy Black” — presentó sonriente. Jinhee se acercó al cantante y le tendió su mano, sonriente.
—Me alegra conocerte finalmente Andres, Jaejoong ha hablado mucho de ti. — este, sonrió y estrechó la mano de la estilista.
—También me alegra conocerte, Jinhee — dijo viendo hipnotizado a la joven de cabellos color rosa. Jaejoong aclaró la garganta rompiendo el incómodo cruce de miradas entre Tyler y su hermana.
—Bien, comencemos, tenemos muchas cosas por hacer — el cantante y la estilista asintieron. —Genial. —
Jaejoong se dejó caer en uno de los sillones, mientras su hermana y Andres conversan. Comenzó a revisar los mensajes de su teléfono, constatando que ninguno era de Changmin, solo habían un par de mensajes de Yoochun, otros de Michael, reclamándole por haberlos abandonado a él y su banda por un cantante desconocido y otro de Danel, avisándole que estaba en Belfast y quería verlo, molesto borró todos los mensajes sin tomarse la molestia de responder alguno.
—Creo que podemos usar un vestuario cómodo para los conciertos, pantalones como los que traes puestos y tal vez algunas camisetas rasgadas, que permitan que tus futuros fans vean tus tatuajes. — indicó Jinhee, luego de estudiar a Andres, quien se estremeció cuando la chica lo tomó por el brazo para ver mejor sus tatuajes. — ¿Qué ocurre? — el cantante negó y Jinhee enarcó una ceja en una clara réplica del gesto que hacía Jaejoong. —Andres suspiró.
— ¿Puedo confesarte algo? — la joven madre asintió. — Me pones nervioso, no pensé que fueras tan hermosa — Jinhee sonrió mientras sus mejillas se tornaban tan rosas como su cabello.
—Gracias... no tienes por qué ponerte nervioso — dijo bajando la mirada. Andy sonrió.
— ¿Crees que sea demasiado si uso maquillaje?
—Claro que no, resaltaría tus ojos y llamarías mucho la atención — respondió sonriente.
—Me gustaría usar algo como lo que usaba Kiss y no sé tal vez pintar un poco mi cuerpo
—Sería interesante, pero tendrías que estar sin camisa para que se pueda ver la pintura. —Andres hizo un mohín, que a Jinhee le pareció adorable.
—Eso sería raro…—Jinhee soltó una risa, contagiando al cantante…-Jaejoong observaba toda la escena desde el sillón, era más que evidente la química que había entre su hermana y Andres.
—Sería nuevo, nadie hace eso —le dijo Jinhee sonriendo.
— Todo esto me parece irreal ¿sabes? En California toque tantas puertas de disqueras que nunca se abrieron y vengo a Dublín y consigo un contrato discográfico sin buscarlo.
—Tienes talento Andres y con eso no saben trabajar muchos productores, recuérdaselos cuando ganes tu primer premio.
—Cuando gane el primero me hará falta tiempo para incluir en el discurso a todas las personas que me dieron la espalda. — dijo en un tono amargo el ojiazul.
—Bueno, eso se puede arreglar, tendrás muchos premios para dedicárselos — Jinhee sonrió ante las palabras de su hermano.
—Harás feliz a Jae, él ama restregarle a los otros productores el éxito de sus estrellas. — el cantante sonrió ampliamente —¿Andres, harías una prueba de maquillaje ahora mismo? —Andres miró interrogante a Jaejoong, quien asintió.
—Sí.
—Perfecto, iré por el maquillaje — manifestó feliz yéndose a su habitación.
—Jinhee no es un juego Andres— advirtió Jaejoong, cuando estuvo seguro que Jinhee ya no podría escucharlos. Andres, lo vio con la seriedad que lo caracterizaba.
—No soy estúpido Jae, sé que Jinhee no es un juego, ella es una mujer muy bella e inteligente. — Jaejoong se puso en pie y se acercó más al cantante, quien no se movió de su lugar.
—Jinhee no necesita otro idiota en su vida, ya tuvo suficiente con el tipo que la embarazó y no estoy dispuesto a ser tan tolerante ésta vez.
—Nunca haría algo que la lastimara... sé lo horrible que es que te rompan el corazón… —Jaejoong suspiró con pesadez.
—Me agradas Andres y espero que sepas valorar eso. —el cantante asintió y estaba a punto de responder cuando Jinhee volvió con el maquillaje.
—Solo traje pinturas en tonos oscuros, quiero resaltar lo más que pueda tus ojos Andy. — Andres sonrió ante el diminutivo. —Jae, Gabrielle debe estar por llegar, podrías entretenerla un rato, ya sabes cómo es con los extraños. — Jaejoong asintió, claro que sabía lo abusada que era su sobrina con los extraños y estaba seguro que cando viera a Andres tan cerca de su madre se molestaría y haría un berrinche.
—Lo sé, ustedes no hagan nada raro ¿de acuerdo? — Jinhee rodó los ojos y Andres lo miró serio.
—Vete de aquí Jaejoong o te golpearé. — amenazó arrojándole un almohadón, que el compositor ágilmente esquivó. Andres rio al ver la pelea entre los hermanos.
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Habían pasado tres días desde la llamada de Changmin y éste seguía sin dar señales de vida ocasionando el mal genio del compositor, quien inconscientemente seguía esperando su llamada. Yoochun había hecho todo tipo de bromas sobre el tema y Andres había tenido que evitar en varias ocasiones que Jaejoong terminara golpeándolo.
El compositor estaba arisco y cortante, por lo que en cuanto leyó el mensaje de Daniel Kovalev, no dudó en responder un “quiero verte” recibiendo enseguida una respuesta positiva por parte del modelo ruso.
Y ahí estaba él, una vez más caminando por los pasillos del The Marker Hotel, apagó su teléfono y fue hasta la habitación 287, tocó un par de veces y aguardó hasta que la puerta se abrió y un sexy y sonriente rubio apareció frente él.
—Te has hecho de rogar— murmuró el modelo haciéndose a un lado y dejando pasar a Jaejoong, quien cerró la puerta tras de él y se abalanzó sobre el ruso besándolo apasionadamente.
—He estado ocupado — dijo apoderándose nuevamente de los carnosos labios de Daniel, haciéndolo gemir, cuando comenzó a restregar su hombría contra la suya.
—Olvida los preámbulos, te necesito ahora… — jadeó el ruso y Jaejoong sonrió complacido, desabrochó los pantalones del modelo y tiró de ellos hacia abajo, arrastrando la ropa interior en el proceso.
—Siempre duro precioso…— murmuró con una sonrisa maliciosa en los labios.
—Estoy excitado desde que dijiste que querías a verme — confesó el modelo, deshaciéndose desesperado de la ropa del compositor — un mes y veintidós días sin sexo, casi me vuelvo célibe por tu culpa — reclamó, acercándose para besar con ahínco a Jaejoong, mientras el rubio le mordisqueaba el hombro. Cuando ambos estuvieron desnudos y lo suficientemente excitados se dejaron caer sobre la cama de hotel, entregándose por completo a sus bajos instintos, en una sesión de sexo rudo y sin sentimientos involucrados.
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Un par de horas después, el compositor se dirigió a casa. Su encuentro con Daniel había logrado liberar parte de su frustración y casi hacerlo olvidar su amargura por el engaño de Shim. Despreocupado entró a su hogar, dejó sus llaves sobre la mesa del recibidor y colgó su chaqueta en el armario junto a ella.
— ¡Jin, Gabrielle, ya estoy en casa! — gritó desde la puerta y enseguida su pequeña sobrina fue a su encuentro, visiblemente emocionada.
— ¡Al fin llegaste tío! — Jaejoong sonrió al ver su efusividad.
—También te extrañe cariño. — le dio un beso en la frente y Gabrielle tomó su mano.
—Tengo una sorpresa para ti, cierra los ojos.
—Gabrielle ¿qué hiciste ahora?
—Cierra los ojos tío — pidió y bajo protestas Jaejoong hizo lo indicado. Con cuidado la niña lo guió hasta la sala
—Bien, ya puedes abrirlos — Jaejoong abrió los ojos, sorprendiéndose al tener a Changmin parado frente a él.
—Changmin… — balbuceó
—Hola Jaejoong— saludó con una sonrisa el médico.
— ¿Qué haces aquí?
—Vino a verte tío ¿no es genial?— dijo Gabrielle adelantándose al médico. Jaejoong vio a su sobrina serio y esta le sonrió descarada.
—Gabrielle, ven conmigo, necesito ayuda para poner la mesa. — Dijo Jinhee y la niña asintió yendo junto a su madre —Changmin se quedará a cenar. — Informó la de cabello rosa.
—Gracias, pero no quiero molestar Jinhee.
—Me molestaré si rechazas mi invitación. — dijo sonriéndole al médico, quien sonrió y luego asintió. — Genial Jae, ofrécele una copa de vino o algo. — El compositor asintió y luego volvió su vista al medico.
—Perdón por venir hasta tu casa, pero…
—Creí que ya te habías olvidado de mí — reclamó inconsciente el rubio, Changmin negó con la cabeza.
—No podría hacer eso aunque quisiera — manifestó sonriéndole encantador.
—Si claro — murmuró aflojando la bufanda de su cuello y dejando visible un moretón en su cuello. El médico pensó en decir algo por la marca en el cuello de Jaejoong, pero luego recordó que no era nadie para reclamarle algo.
—Vine a disculparme por no llamarte, como prometí.
—No es necesario.
—Lo es, cancelé nuestro almuerzo ese día, porque tuve que participar en una operación de emergencias a un niño de cinco años. Su padre perdió el control del auto y él pequeño resultó con una fractura de cráneo, la operación demoró once horas y luego surgieron unas complicaciones y tuve que viajar a Londres acompañándolo, para que pudieran atenderlo unos neurocirujanos — suspiró— No he dormido casi nada en setenta y dos horas, pero te debía una explicación y como perdí mi teléfono, pensé que lo mejor era venir a verte.
— Jaejoong lo escuchó hablar sin emitir palabra, pensando en todas las cosas que habían cruzado por su mente en esos tres días y como había juzgado a Changmin — ¿Jaejoong?
— ¿El pequeño está mejor? — fue lo único que pudo preguntar y Changmin asintió.
—Se recuperará, será un proceso muy lento, pero está vivo y eso es todo lo que importa para sus padres. — el rubio asintió, se sentía un completo idiota.
—Iré por el vino… — Changmin asintió.
—Jaejoong.
— ¿Sí?
—Te extrañé —el compositor lo miró sorprendido y Changmin aprovechó esta turbación y le acarició el rostro con su mano bajando hasta su cuello — Deberías aplicar un poco de hielo sobre esta marca, para que desaparezca más rápido — Dijo y Jaejoong abrió desmesuradamente los ojos avergonzado. Changmin sonrió y en un gesto impulsivo le dio un beso rápido en los labios al rubio.
—Ya está la cena, vengan rápido antes que se enfríe — informó Jinhee y disimuladamente Changmin se apartó del compositor y fue con ella dejando a Jaejoong inmóvil por el beso.
La cena fue sin duda una experiencia nueva para el rubio, quien por momentos se quedaba en silencio contemplando la familiaridad con la que Gabrielle hablaba con Changmin y lo animada que lucía Jinhee. Changmin contó anécdotas sobre su estancia en África como médico voluntario y sus deseos de repetir esa experiencia, pero esta vez en alguna de las tribus del Amazonas. Changmin era una verdadera caja de sorpresas, era guapo, inteligente y altruista, sin duda un hombre absolutamente interesante.
Cuando Jinhee y Gabrielle se retiraron dejándolos solos, Changmin aprovechó la oportunidad para acercarse un poco más al rubio.
—Te debo una cita ¿qué te parece si te invito a mi departamento y cocino algo para ti?
— ¿Ahora también eres chef? — preguntó escéptico Jaejoong.
—Soy el mejor, mi especialidad es la pasta, pero también puedo preparar sushi o cualquier cosa que se te antoje, ¿qué dices?
—Tengo mucho trabajo con la producción del disco de Andres, pero creo que el martes puedo hacer un hueco en mi agenda. —Changmin sonrió y se inclinó para robarle otro beso al compositor.
—Perfecto, vendré por ti el martes — suspiró y luego hizo una mueca — ya debo irme, mañana tendré un día ocupado, es época de resfriados y alergias.
—Es una suerte que Gabrielle aún no se haya resfriado. — comentó sonriendo por primera vez en días. Guió a Changmin hasta la puerta entre bromas y risas, algo poco común en él, pero tal vez su alegría era solo producto del alcohol que circulaba por sus venas o por la secreta felicidad de volver a ver al joven médico y comprobar que éste no lo había olvidado…
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Las visitas de Andres a la casa de los Kim se habían hecho más frecuentes y Gabrielle empezaba a hartarse de tener que compartir a su mami con él. La pequeña observaba atenta cada gesto de su madre mientras hacía su tarea.
— ¿Está difícil la tarea, princesa? — preguntó Jaejoong acercándose a ella, tras escucharla bufando y verla fruncir el ceño varias veces. Gabrielle negó. — ¿Entonces qué sucede? —La niña lo miró interrogante. — ¿Gabrielle?
—Me traicionaste tío.
— ¿Qué? ¿Por qué dices eso tan feo sobre mí?
—Trajiste a ese tonto a casa. — dijo viendo a Andres que sonreía con los comentarios de Jinhee. Jaejoong observó la escena y gesticuló un “o” comprendiendo la molestia de la pequeña.
—Andres solo es un amigo de nosotros Gabrielle y te aseguro que es un buen hombre.
—No me gusta, tiene sonrisa de maniático. —Jaejoong no pudo contener una carcajada ante el comentario de su sobrina captando la atención de Andres y Jinhee.
— ¿Qué es tan gracioso Jae? — preguntó la joven madre, con una sonrisa en sus labios viendo a su hermano, quien era preso de un ataque de risa.
—Nada… — siguió riendo y más luego de ver la sonrisa de Andres— continúen con su trabajo... — pidió a duras penas, mientras Gabrielle lo miraba seria.
— ¿Cariño, sabes que le pasa a tu tío?
—Sí, es un traidor — sentenció cruzándose de brazos molesta. Jinhee la vio sorprendida, porque de todos los calificativos que su pequeña hija podía usar para definir a su tío, “traidor” era el menos adecuado.
— ¿Gabrielle, dónde escuchaste esa palabra? — preguntó alarmada tras escuchar a su hija expresándose de esa manera tan inapropiada para su corta edad.
—La mamá de Sophie le dijo así a su esposo —explicó calma la pequeña.
— ¿Sabes lo que significa esa palabra? —La niña asintió — Entonces no quiero que te refieras a Jaejoong con ella, es muy fea e hiriente.
—Tío Jae me traicionó — insistió la niña aun cruzada de brazos.
—Gabrielle Marie Kim, no quiero que le digas a tu tío así. — reprendió al ver a tozudez de su hija. Gabrielle bufó.
—Jin, no te preocupes, Gabrielle tiene motivos para llamarme así — intervino Jaejoong, antes de que su hermana terminara castigando a la pequeña.
—Jae, ella no puede llamarte así, no es correcto —Protestó la de cabellos rosas. Andres observaba atento la escena, pero sin intervenir en ella, pues sabía de sobra que no era santo de la devoción de Gabrielle, así que prefirió quedarse en su lugar revisando la caja con accesorios que Jinhee le estaba probando.
—Sé que no es correcto, pero entiendo sus razones Jin, vuelve con Andres, Gabrielle y yo arreglaremos nuestro problema — pidió. Jinhee asintió no muy convencida, por lo que antes de volver a su trabajo le dio una mirada de advertencia a su hija. —Bien jovencita, hablemos.
—No hablaré contigo — Jaejoong suspiró con pesadez. Su sobrina solo tenía cinco años, pero el constante contacto con adultos la había hecho muy perspicaz y tratar de ocultarle cosas obvias como la química que había entre su madre y Andres era misión imposible.
—Gabrielle, yo no te he traicionado, si traje a Andres a casa fue solo por trabajo, tu mami es muy buena estilista y solo nos está ayudando a crear una imagen para “Andy Black”.
—Ella lo ve como Changmin te ve a ti — respondió sin dejar de colorear su libro.
—Tu mami y Andres son solo amigos, princesa — aseguró.
—Mentiroso —Jaejoong bufó, estaba perdiendo la paciencia.
—Gabrielle, Andres es un buen hombre y sabes que yo no dejaría que se acercara a ustedes si no lo fuera. Tu mamá necesita tener amigos, no puede estar todo el tiempo solo con nosotros dos, no es justo.
—Yo siempre voy a estar con ella — Jaejoong negó.
—Vas a crecer y conocerás personas y llegará un momento en el que Jinhee y yo te estorbaremos, es ley de vida mi amor. — La niña se puso en pie y recogió sus cosas sin decir una palabra. — Princesa…
—Me voy a mi habitación, tengo sueño. — dijo y se marchó dejando a Jaejoong con la palabra en la boca.
—Me encanta trabajar contigo Andy, aunque no estamos de acuerdo en algunas cosas por lo menos aceptas probar las cosas antes de darme un no. — escuchó decir a la estilista, quien estaba a punto de cortarle el cabello a Andres.
—Jin, no le rapes la cabeza — dijo deteniendo a su hermana.
—No lo voy a rapar del todo, solo a los lados, se verá genial — aseguró Jinhee continuando con su trabajo.
—Relájate Jae, es solo cabello, volverá a crecer — tranquilizó Andres.
—Dios, terminarás con el cabello rosa como ella — negó frotándose los ojos.
—Se vería lindo, el rosa resaltaría sus ojos azules. — Bromeó la estilista. — ¿Dónde está Gabrielle?
—Subió a su habitación, estaba… cansada — respondió rascando su oreja derecha.
—Debe odiarme, le estoy quitando tiempo con ustedes — comentó Andres.
—Gabrielle, debe aprender que el mundo no gira en torno a ella, aunque mi vida si lo haga — indicó Jinhee dándole los últimos retoques al cabello de Andy.
—Traté de explicarle eso y se molestó conmigo — contó Jaejoong.
—Tal vez no deba venir tan seguido. — dijo Andres. No era tonto y ya había notado que no era del agrado de la pequeña, por lo que no quería seguir molestándola con su presencia.
—No, eso solo nos atrasaría y quiero que todo esté listo para agosto. — consultó su reloj y descubrió que ya eran casi las siete de la tarde. —Jin, ordena comida para ustedes, yo ya tengo planes para esta noche.
—Okay, solo dile a Daniel o a como se llame con quien vayas a salir que no te deje marcas en el cuello, son horribles.
—Lo haré… — dijo yéndose a su habitación.
— Va a cavar su propia tumba — murmuró Andres cruzándose de brazos.
— ¿A qué te refieres?
— Verá a Changmin — Respondió el cantante y Jinhee lo miró sorprendida, pues desde la visita del joven médico no había sabido nada más de él. — y Yoochun, no le dio buenos consejos. — agregó frunciendo los labios. La estilista hizo un mohín, pues conociendo a su hermano ya se podía dar una idea de lo que tenía en mente para esta noche.
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El compositor había meditado su situación los últimos días, llegando a la errática conclusión, de que entre Changmin y él lo único que había era tensión sexual y que una vez esta fuera liberada, todo volviera a la normalidad en su vida, pues estaba seguro que perdía el interés en el médico, igual que con las otras personas con las que se acostaba y Daniel no contaba en esta tesis, pues el modelo solo era “su amigo de cama” o “su pareja sexual más recurrente”
Convencido de su razonamiento, decidió que quería verse deseable para el doctor, por lo que se aseguró de perfumarse y rasurarse la barba de una semana, que lo hacía lucir descuidado y mayor. Buscó entre su armario unos ajustados pantalones blancos de Dsquared2, una camisa de seda negra de ZZegma, botas de tacón de Rick Owens y una chaqueta de cuero Dior y como complemento para su vestuario, solo usaría su Rolex y un brazalete.
Cuando estuvo listo, contempló con agrado su reflejo en el espejo de cuerpo entero que tenía en su habitación, repasando cada detalle, se aplicó un poco de bálsamo de cereza en sus labios chequeo la hora en su reloj, Changmin estaba esperándolo en su departamento y no quería hacerlo esperar. Caminó por el pasillo rumbo a las escaleras deteniéndose frente a la puerta de Gabrielle, tocó la misma y entró tras no obtener respuesta.
—Hola princesa — saludó avanzando hasta la cama, en donde se encontraba su sobrina, coloreando uno de sus libros — ¿Sigues enojada conmigo? — preguntó ante el poco caso de la menor.
—Sip — respondió sin mirarlo — Jaejoong suspiró con pesadez — es una lástima, tengo una cita con Changmin y quería saber tu opinión sobre mi ropa, pero como sigues molesta me iré… — comentó seguro que la sola mención del médico haría que su sobrina olvidara cualquier problema. Gabrielle lo miró sorprendida.
— ¡¿Vas a salir con Changmin?! — preguntó emocionada y Jaejoong asintió sonriéndole.
—Sí ¿qué opinas? ¿Me veo bien? — dio una vuelta sobre sus talones levantando las manos, para que la pequeña pudiera verlo bien.
— ¡Sí! — Respondió saltando en su cama— ¡te vez muy guapo y hueles muy rico!— Gritó feliz y Jaejoong rio.
— ¿Aun estas enojada? — tanteó.
—Solo un poquito, pero te perdono porque vas a salir con Changmin — dijo colgándose del cuello de su tío. Jaejoong la cargó y la abrazó.
—No me gusta que te enojes conmigo, bebé
—Ni a mí — Jaejoong la abrazó más fuerte y luego la depositó en la cama.
—Debo irme ya pequeña, Changmin me espera — informó y Gabrielle asintió feliz.
—Okay.
—Princesa, quiero que bajes conmigo, tu mamá y Andres deben estarte esperando para cenar. —La niña hizo un puchero — vamos Gabrielle, hazlo por mi ¿sí?
—No quiero comer brócoli ni rábanos — Jaejoong asintió.
—Creo que eso lo podemos negociar con tu mamá — la niña sonrió — Anda, vamos con ellos, no es de buena educación hacer esperar intencionalmente a la gente — señaló sintiéndose un completo hipócrita al decir eso, cuando él mismo había hecho esperar intencionalmente a Changmin en su primera cita.
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Changmin terminó su turno en la clínica a eso de las nueve de la mañana, sin embargo, permaneció en el centro hospitalario hasta las once, pues tenía por costumbre poner al corriente de la evolución de sus pacientes al médico en turno. Cuando finalmente se marchó a su apartamento, decidió dormir un par de horas, pues necesitaba estar descansado para su cita con Jaejoong. Cita que había logrado planear gracias a la información suministrada por Jinhee, sobre los gustos del compositor.
El apartamento de Changmin estaba ubicado en el centro de Dublín y contaba con una vista privilegiada de la ciudad, razón por la cual, en su momento Changmin optó por cambiar la recargada decoración barroca por una más minimalista en donde destacara la hermosa vista de la ciudad y sus múltiples colores a lo largo de las estaciones del año. Era un lugar amplio y hermoso, pero insuficiente para tener a su amado Atom con él, pues al ser un perro de gran tamaño era una crueldad mantenerlo encerrado solo la mayor parte del día en un apartamento, por lo que su madre lo había acogido con gusto en su casa, la cual sí tenía un amplio patio trasero en donde el can podía jugar y correr todo lo que quisiera, hasta caer preso del cansancio.
Tan pronto como escuchó el estridente sonido de dos despertadores, ubicados en lugares estratégicos de su habitación y sobre todo lejos de su cama, para evitar que pudiera apagarlos, Changmin abrió los ojos protestando un poco por tener que abandonar la comodidad de su cama, su habitación estaba en penumbras, pero sus relojes indicaban que eran las seis de la tarde. Recordó su cena con Jaejoong y que contaba con el tiempo justo para prepararla, se frotó los ojos y se puso en pie, fue hasta su baño se dio una breve ducha y se puso unos pantalones cómodos y una camiseta negra, ya cuando todo estuviera listo se cambiaría de ropa.
Decidió preparar sushi para Jaejoong, pues Jinhee se había encargado de dejarle claro que ese era el platillo favorito de su hermano menor.
Alrededor de las ocho de la noche, Changmin escuchó que tocaban el timbre, sonrió complacido al ver la hora en su reloj; Jaejoong había llegado puntual esta vez y eso le demostraba que el rubio tenía interés en él. Dejó que Jaejooong tocara el timbre un par de veces más y luego fue hasta la puerta y la abrió.
—Hola — saludó Jaejoong, en un ensayado tono casual levantando su mano derecha y tratando de ocultar la timidez impropia en él. Changmin tuvo que sacudir su cabeza un par de veces antes de recordar que debía respirar. El compositor estaba verdaderamente apuesto esa noche y logro impresionarlo. — ¿Puedo pasar o cenaremos en el pasillo? — preguntó con una sonrisa burlona en sus labios, un poco más confiado y satisfecho por la reacción de Changmin.
—Sí, claro… pasa por favor — se hizo a un lado dejándolo entrar — Luces increíble. — alagó.
—Gracias, supongo que vestirme de una forma decente era lo menos que podía hacer si tú ibas a cocinar para mí.
—Me parece justo, espero que te guste el sushi — señaló sonriente.
— ¿Preparaste sushi?
—Sí, es una de mis especialidades y en la cocina están las pruebas de que en verdad lo preparé yo si no me crees.
—Te creo, pero debo confesar que estoy sorprendido, es la primera vez que salgo con alguien que sabe cocinar…—Changmin se encogió de hombros.
— ¿Quieres una copa de vino? — Jaejoong asintió, mientras se quitaba su chaqueta. — Genial, espérame aquí, ponte cómodo, estás en tu casa. — manifestó yéndose a la cocina. El rubio asintió y decidió pasear su vista por el inmaculado apartamento de Changmin, el cual tenía un extraño ambiente hogareño para ser el apartamento de un soltero. Sobre la repisa de la chimenea había varios portarretratos con fotos de Changmin, mostrando en cada una de ellas una parte de su vida para Jaejoong. Había una foto del joven médico junto a sus padres y el compositor sonrió al ver sus sonrisa tan infantil; en otra foto el doctor aparecía sonriente abrazado a un perro moteado y en una de las fotos, que Jaejoong supuso era más reciente, ya que en ella Changmin estaba parado junto a un elefante y un grupo de personas sosteniendo un balón de futbol, que de seguro correspondían a su estadía en África. Jaejoong, siguió caminado por el lugar y vio con entusiasmo una guitarra acústica en un rincón de la sala. Changmin volvió a la sala y se paró junto a él.
— ¿Sabes tocarla o solo la pusiste aquí para impresionarme? — Cuestionó viendo al joven médico, quien le sonrió ampliamente y le tendió una copa de vino blanco a Jaejoong.
—Aprendí a tocarla desde los once años— contó encogiéndose de hombros— supongo que siempre me ha ayudado a pensar con más claridad… —Jaejoong se quedó contemplando el varonil y a la vez aniñado rostro de Changmin, que lo hacía sentir vulnerable, como si fuese sujeto de un hechizo, el cual era reforzado por la cálida sonrisa del moreno.
—Changmin… — musitó absorto Jaejoong y el aludido levantó su copa.
—Brindemos. — Jaejoong asintió y levantó su copa.
— ¿Por qué brindaremos? — Changmin le dio una sonrisa coqueta.
—Porque, viniste y fuiste puntual— fundamentó sonriente chocando su copa con la Jaejoong, quien hizo un mohín y asintió. — Salud.
—Salud — repitió el rubio bebiendo enseguida parte del contenido de su copa. Jaejoong había llegado al departamento de Changmin con un objetivo claro, acostarse con él cerrando así este capítulo de su vida, como hacía con sus parejas de una noche, pero el doctorcito se la estaba poniendo difícil con su actitud tan galante.
— ¿Tienes hambre?
—Un poco… — respondió cauto.
—Me alegra, porque el sushi solo es delicioso cuando está fresco — dijo haciéndole una seña para que lo siguiera.
—Tienes un apartamento muy amplio…— comentó Jaejoong.
—Aquí crecí, mis padres se mudaron a una casa a las afueras de la ciudad hace poco, mamá quería un gran jardín y un patio trasero y no querían deshacerse de este lugar y…
—Es un bonito lugar, me sorprende que esté tan limpio y ordenado. — interrumpió el compositor.
—Soy un poco obsesivo con el orden.
—Eso es bueno, supongo. En casa es un poco difícil mantener el orden.
—Así es como debe ser en las casas donde viven niños, Jaejoong.
—Gabrielle es tan desordenada algunas veces. — Changmin sonrió, le agradaba la candidez de la voz de Jaejoong cuando hablaba de su sobrina.
—Es una niña adorable…
—Lo es, siempre y cuando no aprenda palabra nuevas que resulten hirientes… hace un rato me llamó traidor, por presentarle un amigo a su madre.
—Vaya, esa palabra es muy fuerte para una niña tan pequeña…
—Lo sé, pero no deja de tener razón.
—Jinhee es una mujer joven y hermosa, Jaejoong— recordó Changmin.
—Creo que nunca la había visto tan animada con un hombre ni siquiera con el imbécil que la embarazó — señaló con amargura.
— ¿Y el amigo que le presentaste es un buen hombre?
—Sí o al menos eso creo, es mi nuevo proyecto y en las últimas semanas Andre y yo nos hemos hecho buenos amigos.
—Entonces creo que no debes preocuparte, ese tipo no va arruinar una amistad y su oportunidad de triunfar lastimando a tu hermana.
—Buen punto — suspiró con pesadez — si la relación con Jinhee pasa la línea de la amistad, tendré que pedir asilo en algún país de África, para huir de Gabrielle. — bromeó y Changmin soltó una risita.
—Tengo algunos amigos en Congo, Zimbabwe y Nigeria, que estarían dispuestos a protegerte.
—Eso me tranquiliza. — Changmin apartó una de las sillas para que Jaejoong se sentara. El rubio lo miró con una ceja alzada. — Oh, vamos, eres mi invitado y solo intento ser un caballero contigo.
—Bien, pero no esperes que me comporte como una dama, porque no soy una chica. — Changmin asintió y Jaejoong se sentó.
—Lo recordaré, ¿estás preparado para probar el mejor sushi de Dublín?
—Eso creo. — Changmin asintió y se adentró en la cocina regresando segundos después con un gran plato cuadrado, que contenía por lo menos tres variedades de sushi. Jaejoong abrió grande los ojos al ver los manjares sobre la mesa, debía admitir que por lo menos en presencia, se veían exquisitos.
—No estaba seguro de cuál sería tu favorito, así que preparé varias opciones. — señaló, colocó el plato con sushi en la mesa ante la atenta mirada del rubio, le sirvió un poco de tempura y una poción de repollo con vinagre en su plato.
—Estoy sorprendido, parece que no olvidaste ningún detalle.
—Faltó el saki, pero es difícil encontrar uno en Irlanda que no tenga sabor a cerveza o a ginebra, pero estoy seguro que el vino blanco es un excelente sustituto — separó sus palitos de madera y tomó un rollo de sushi, luego lo untó en salsa de soya y se lo tendió a Jaejoong — prueba este, es mi favorito. — Indicó y el rubio abrió la boca permitiendo que Changmin lo alimentara. — Saboréalo y dime qué piensas. — el compositor asintió y masticó con calma, degustando el sabor del salmón y la salsa de soya, junto con las algas y el arroz, cerró los ojos y gimió de gusto. — ¿Te gusta?
—Si… — respondió en un jadeo, causando que Changmin sintiera como si una corriente eléctrica recorriera su espina dorsal. El rubio seguía con sus ojos cerrados, por lo que no pudo ver la forma en que el doctor humedecía sus labios sin apartar la vista de él. — Debo… admitir que está delicioso Changmin, tienes… tienes talento para la cocina. — alagó bebiendo un poco de agua.
—Me gusta escuchar eso — señaló complacido y tomó otro rollo de sushi, esta vez vegetariano y le puso un poco de wasabi. Jaejoong separó sus labios y miró con coquetería a Changmin, quien repitiendo su gesto anterior volvió a darle de comer en la boca. El compositor mantuvo el contacto visual con el medico, mientras masticaba.
—Deberías abandonar la medicina y dedicarte a esto, eres muy bueno — comentó bebiendo un poco de vino esta vez, para aplacar el picante que quemaba su boca.
—Puedo hacer ambas cosas — musitó acercándose, para limpiar la salsa de soya que tenía en la comisura de sus labios el rubio y cediendo ante la tentación de tocar con sus dedos, un poco más los labios del rubio, quien enseguida se tensó cerrando sus ojos ante la calidez del tacto y en un genuino gesto de sensualidad Jaejoong separó los labios y comenzó a lamer sensualmente los dedos de Changmin.
Ese contacto había bastado para que ambos perdieran el control. Se deseaban y se necesitaban desesperadamente. Durante varios minutos cada uno luchó por someter al otro, sin embargo, Changmin era un poco más fuerte y logró inmovilizar a Jaejoong, pegando su espalda a una de las frías paredes del pasillo, mientras lo besaba como nunca ninguno de sus amantes lo había besado, haciéndolo gemir y sentir que su piel ardía con cada parte que era besada. Changmin concentró su atención en el cuello del rubio, con una clara intención de marcarlo y borrar así las huellas de su amante anterior.
—Changmin… — jadeó el compositor tratando de apartarlo, pero este no se movió ni un centímetro. Jaejoong llevó sus manos hasta las caderas de Changmin e intentó desabrocharle el pantalón, pero el médico se lo impidió, lo tomó por las muñecas y alejó sus manos de esa zona colocándolas sobre su cabeza logrando inmovilizarlo.
—No seas impaciente…— susurró contra los labios del rubio antes de mordisquearlos. Changmin soltó las muñecas de Jaejoong, luego de eso, se quitó su camisa mostrando su trabajado torso ante la mirada lasciva del compositor, quien lo imitó y se despojó de su camisa arrojándola en algún lugar del suelo. Changmin le sonrió pero no dijo nada. — perfecto… — susurró viendo el torneado pecho de Jaejoong, acercándose nuevamente a éste para besarlo, lo tomó por la cintura y lo condujo hasta el sofá, donde lo recostó lentamente sin dejar de besarlo, pues los labios del rubio eran adictivos.
—Changmin… — logró pronunciar el compositor y el aludido solo gruñó en respuesta, besándole el mentón, el cuello y descendiendo por su pecho repartiendo a su paso besos por toda la piel tatuada de Jaejoong, se paró en el pezón perforado de Jaejoong y acto seguido lo lamió, mordisqueó y finalmente chupó, causando que el compositor se retorciera y dejara escapar un par de jadeos. Jaejoong cerró los ojos cuando Changmin prácticamente le arrancó los ajustados pantalones de sus caderas, llevándose con ellos la ropa interior. El joven médico no se lo pensó dos veces y se acomodó entre las piernas del rubio, tomó su erecto y palpitante miembro con una mano y comenzó a juguetear con él.
Jaejoong ahogó un gemido ante el tacto en su miembro.
— Deja de pensar y solo… disfruta— pidió con voz ronca el medico, luego de notar cómo Jaejoong trataba de controlar cada uno de sus movimientos. El compositor dejó escapar un suspiro y esa fue la señala para que Changmin iniciara con su trabajo, bombeó el pene de su amante y luego lamió toda su longitud.
—Ahhh…— jadeó fuerte el rubio curvando su espalda cuando Changmin engulló su virilidad y comenzó a succionarlo con maestría, Changmin era jodidamente bueno y eso hizo que Jaejoong lo fuera comparando con cada uno de los amantes que lograba recordar y ninguno de ellos le había hecho una mamada como la que el médico le estaba brindando. — ¡Oh mi Dios! no… no pares por favor— suplicó preso del placer, dejando escapar roncos jadeos.
El orgasmo golpeo a Jaejoong con tal fuerza, que terminó corriéndose a borbotones dentro de la garganta y boca de Changmin. Se sentía mareado y su respiración era entrecortada. Se había corrido sin ningún reparo y el solo recuerdo de ese momento, lo estaba calentando, quería más, necesitaba follar a Changmin o que este lo follara a él, a estas alturas poco le importaba el dominio sobre el cuerpo del otro. Changmin lo besó con languidez y luego se alejó de él levantándose del sofá. Jaejoong lo sujetó por la mano evitando que se marchara.
—Voy por una toalla húmeda para que te limpies — Jaejoong afirmó su agarre halándolo y casi logrando que callera sobre él.
—No hemos terminado… — susurró con la lujuria ardiendo en sus ojos negros…- Changmin negó.
—Será mejor que te vistas.
—No puedes dejarme así — reclamó indignado mostrando su semierecto miembro. El médico suspiró.
—Puedes masturbarte o tomar una ducha fría, como prefieras o te sea más cómodo, ya te dije estás en tu casa
—Changmin…—No pasará nada más entre nosotros esta noche Jaejooong, así que no te molestes en reclamarme, estaré en mi habitación, es la del final del pasillo, puedes quedarte a dormir si quieres. — dijo tratando de sonar indiferente, ante la mirada de odio que el compositor tenía en esos momentos.
— ¡No soy un maldito adolescente para conformarme con una mamada, Changmin! — el medico sonrió con malicia
—Es todo lo que tendrás por hoy, Jaejoong. — El compositor lo miró entre perturbado y excitado, no estaba acostumbrado a las negativas, porque siempre obtenía lo que quería. Jaejoong se puso en pie y desnudo como estaba se le acercó al médico, tomó el rostro de éste entre sus manos y lo besó profundamente. El joven médico respondió el beso con la misma intensidad, mordiendo el labio inferior de Jaejoong para apartarlo — No te daré lo que quieres hoy, no quiero que te alejes de mi aún — susurró contra los labios del compositor — Quédate a dormir esta noche si quieres — ofreció yéndose a su habitación ante la mirada choqueada de Jaejoong.
El rubio se mordió el labio inferior con tal molestia que comenzó a sangrar. Tomo su ropa y se vistió indignado. No entendía que había pasado para que Changmin se hubiese comportado como un completo imbécil con él. Se colocó su chaqueta y salió del departamento dando un sonoro portazo.
Changmin que estaba parado en mitad del pasillo que conducía a su habitación, suspiró con pesadez, no era su estilo comportarse de esa manera tan baja y canalla, pero con Jaejoong era tal vez la única forma de hacerlo reaccionar, porque sabía el tipo de hombre que era el rubio y si creía que podía hacerlo cambiar, entonces tenía que empezar por el lado donde más le dolía a Jaejoong, su orgullo y el miedo amar.
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